Todo está enlazado. Ni el mayor mal es la muerte, ni el mayor bien es lo que pinta. Podemos crucificar a un montón de gente y dará igual, puesto que seremos nosotros quienes estemos cometiendo el primer error. A primeras da igual, pero cuando te lleves el chasco, será inevitable que te des cuenta de como erraste, de como jodiste ese enlace que te une al resto.
Hasta el más desagradable ser del planeta tendrá sentimientos, con sus virtudes y defectos. Como ayer de noche dije, se acabó el clavo del que todos sacábamos partido; y no hay queja: nos ha dado meses y meses de descanso, dos años. Pero eso implica que tarde o temprano tocará que sea otro, y la presión se palpa. Nos vamos volviendo insoportables unos para otros, y lo que antes era divertido, hoy cansa, lo original es aburrido, y todo se establece como una enorme bola en mi cabeza que no para de crecer.
Todos lo sabéis. Hemos pensado que nuestro bienestar y un ban-kick estaba enlazado, y es cierto, pero se ha acabado. Ha habido un montón de cambios y derivaciones, hemos aprobado comportamientos de los que ahora nos quejamos, no somos capaces de decir verdades, y ya estoy cansado.
Los motivos para detestar u odiar, deberían ser razones, no excusas; y yo no paro de escuchar lo segundo. Me preocupa que clavemos a otra persona en la cruz, independientemente de si soy yo o no, para nuestro propio bienestar; porque aquí todos somos unos putos gilipollas en algún momento, ya sea cuando nos pegamos en el Orzán, cuando rajamos del prójimo o cuando conducimos como energúmenos.
Se vea como se vea... Es injusto.
Y no pienso seguir permitiéndolo.