sábado, 3 de julio de 2010

Si mañana...

...cojo un autobús hacia ninguna parte, navego por los mares de no-se-donde, o sobrevuelo el monte del quinto pino... No importaría. Daría igual.

...me tiro por un puente hacia el fondo de la ría, tiño de rojo el agua de la bañera, o estreno la vajilla con una ensalada de sesos... No importaría. Daría igual.

...le grito a tres o cuatro personas lo que deberían saber, lo que (por un mínimo de palabra y/o educación) deberían hacer, o simplemente lo que está ocurriendo... No importaría. Daría igual.

...mando a mi jefe a tomar por culo, a mis amigos, a mi familia, a mi otra familia... No importaría. Daría igual.

Es, quizás, todo eso lo que genera un agradecimiento enorme a todos vosotros, madre, padre, hermanos y resto de familiares, compañeros, amigos, coleguillas, ex-novias (si tras dejarme como lo hicieron se les puede considerar así) o simplemente conocidos...

Gracias, de verdad, por darme suficiente asco como para nunca ser como ninguno de vosotros.

Preferiría estar muerto.

Pero, de hecho... No importa.

Da igual.